sábado, 5 de junio de 2010

He aprendido...

Nunca me gustaron las matemáticas, pero, básicamente puedo afirmar que si cuento mis horas vividas superan las 50, si cuento las semanas; superan las 40, si cuento los meses; superan los 30, si cuento mis años; no llegan a 20,  y  si cuento mis experiencias; no tengo un número aproximado, ni mucho menos exacto para calcularlas, pero si puedo enumerar lo que he aprendido de ellas, y, aunque para algunos pueda ser la historia de todos los días, para mí, es la historia de mi vida.
He aprendido, que no importa que tan bueno sea un amigo, en algún momento te lastimará y debes perdonarlo por ello.
He aprendido, que siempre debes dejar con palabras de amor a tus seres queridos, puede ser la última vez que los veas.
He aprendido, que el orgullo no te deja nada bueno, agranda los problemas y te hunde en la soledad.
He aprendido, que no importa que tan grande sea tu pena o este roto tu corazón, el mundo no se detendrá por ello.
He aprendido, que nuestro pasado puede ser la causa de quiénes somos, pero somos responsables por quienes llegamos a ser.
He aprendido, que la hipocresía es la reina de las "virtudes".
He aprendido, que la madurez no tiene relación con el número de cumpleaños que has celebrado.
He aprendido, que si estas enojado, aunque tengas razones para estarlo, eso no te da el derecho de ser cruel.
He aprendido, que no es suficiente ser perdonado por los demás, es necesario que te perdones a ti mismo.
He aprendido, que "MAÑANA" no existe.
He aprendido, que la amistad verdadera sigue creciendo, a pesar de la distancia.
He aprendido, que debes pensar muy bien antes de hacer o decir algo, puede traer consecuencias para toda la vida.
He aprendido, que somos responsables absolutos de lo que hacemos, no importa como nos sintamos.
He aprendido, que el hecho que alguien no te quiera como tu deseas, no significa que no te quiera con todo lo que tiene.
He aprendido, que dos personas pueden mirar lo mimso, y ver cosas totalmente distintas.
He aprendido, que cuando un amigo te llora, encuentras fuerzas que no te imaginabas para ayudarlo.
He aprendido, que si te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, son para desarrollar tu potencial.
He aprendido, que a veces la personas que esperabas se mofen cuando estas derrotado, son las que te ayudan a levantarte.
He aprendido, que si no controlas tus actitudes, ellas te controlarán.
He aprendido, que mis mejores amigas y yo, podemos hacer cualquier cosa, o no hacer nada, y pasar los mejores momentos.
He aprendido, que las malas experiencias son las más significativas.
He aprendido, que si no crees en ti mismo, nadie más lo hará.
He aprendido, que todo ocurre por alguna razón, para servir un propósito, para enseñar una lección.
He aprendido, que me está tomando mucho tiempo llegar a ser la persona que quiero ser.
He aprendido, que aunque pienses que ya has aprendido todo, la vida te seguirá enseñando cosas hasta el día en que tu corazón deje de latir.

miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Existes, o sólo eres un reflejo del espejo?

Hace poco más de una semana, empecé a estudiar Ciencias de la Comunicación. Desde ese momento sentí que cada vez estaba más cerca de mi destino y mi felicidad. No sé si a todos les pasa igual, pero cuando encuentras realmente la respuesta a ...¿para qué estoy en el mundo? es como si un vacío que llevas en el cuerpo se llena instantáneamente, sin preguntar, sin pedir permiso; sientes que ya no estás perdido en el mundo, que tu vida tiene un sentido y siempre estuvo dentro de ti, el problema es que por alguna extraña razón la mayoría del tiempo rehuimos a examinar nuestro interior. Y en vez de eso buscamos la felicidad en otras personas, generalmente buscamos a alguien con quien estar, con quien compartir nuestra vida y, de repente, cuando aquella persona nos falla, sentimos que todo el mundo está en nuestra contra, que todo está mal, que no podemos ser felices. Algunos llegan a niveles mucho más bajos, y se refugian en los vicios, pero al darse cuenta que eso tampoco logra llenarlos; pierden el sentido de la vida, y vuelven a la pregunta... ¿para qué estoy en el mundo? , al no encontrar la respuesta, o mejor dicho, al cegarse ante ella, pierden lo más grande que tienen: la vida. En realidad están muertos en vida.